miércoles, 8 de enero de 2014

12 propósitos para el nuevo año más alla de la maternidad.

1. No me obsesionaré por la limpieza, por el orden, por las lavadoras... Cada vez que me vea atrapada en un bucle marujil me recordaré a mí misma que tengo una carrera, un master y un posgrado y que mi máxima afición no es tener las sábanas más limpias que mi vecina sino escribir novelas de ciencia ficción.
2. Me pintaré un poco más y me quejaré un poco menos.
3. Le diré cada día a miparejo que le quiero mucho.
4. Volveré a retomar mis hábitos de lectura olvidados desde las etapas narcolépticas del embarazo. (No, los libros de Carlos González no cuentan como literatura contemporánea).
5. Tendré, como mínimo, una conversación adulta al día.
6. Desempolvaré el chándal y me iré a correr un día a la semana.
7. Me mantendré en contacto con mis amigos, como mínimo, una vez al mes.
8. No juzgaré a los demás desde mi punto de vista.
9. Seré mejor persona.
10. Me enfocaré en mis objetivos profesionales.
11. No dejaré N-A-D-A para el último momento.
12. Seré tan puntual como era antes de ser mamá -por ejemplo, no haciendo una lista de propósitos para el nuevo año, cuando ya estamos casi a mitad de enero ;)

viernes, 3 de enero de 2014

Empieza el año con felicidad y añoranza.

El día de Navidad celebramos el 11 cumplemés de la Cacahuete. Y por primera vez fui consciente de que mi bebé ya estaba empezando a dejar de serlo. El próximo cumplemés ya no sería tal sino cumpleaños: un añito ya. Y es que a pesar de la ilusión de verla crecer, me da miedo que el tiempo pase tan rápido. Me consuelo sabiendo que he tenido a mi lado a mi pequeñita preciosa practicamente cada minuto de su (casi) año de vida y he podido ver cómo iba haciéndose más mayor y autónoma... Pero aún así, hoy tengo penita. Qué quereis que os diga.

domingo, 3 de noviembre de 2013

De pedos, pedorretas y otros menesteres aéreos

Si mi hija fuese un globo explotaría cada cinco segundos. Y no explotaría por tragona -que también- sino por que a ella el aire en el interior de su cuerpecito le dura menos que un millón de euros en manos de Bárcenas. A ella lo que le va es expulsarlo, por todos lados y, a ser posible, lo más estruendosamente posible. Veamos:

1. Pedos: poco que explicar salvo que mi hija se cuesca como si fuera un marine de 2x2 en vez de un cándido bebé de poco más de nueve meses de vida. El más sonoro, el de la mañana, que es como una especie de trueno para celebrar el nuevo día. El más peligroso, el de después de comer, que normalmente siempre huele a ratón mutante a medio descomponer. Durante el resto del día son múltiples y variados, tantos que ya casi ni los oigo, excepto cuando la tengo en brazos y estoy hablando por teléfono. Entonces -ya me ha pasado más de una vez- me pregunto si la persona con la que estoy hablando:
a) ¿lo ha oído?... y peor aún:
b) en caso afirmativo... ¿pensará que he sido yo?
Y la respuesta que niego en pos de la política del avestruz es en ambos casos es: OF COURSE.

2. Pedorretas: uno de los máximos acontecimientos ventosos en la vida de mi hija es tumbarse encima de mi ombligo y empezar a pedorretear. Se puede pasar horas -de hecho, creo que si no la sacara de ahí, se pasaría todo el día. No sé lo que le atrae del tema, pero le encanta

3. Otros menesteres aéreos:
El blblblblbl...: desde hace una semana más o menos, a la Cacahuete le encanta pasarse el día expulsando vocales, sobre todo la a mientras va pasando todos los dedos por su labio inferior como si fuera el teclado de un piano. Se lo pasa bomba y se parte de risa. Tendré que probarlo yo también a ver si me alegra la tarde.

martes, 8 de octubre de 2013

Cumpleaños de la madre, cumplemés de la hija y un torrente de babas.

A una mamá no se la descubre ni por las ojeras, ni por la capacidad de preparar la comida, poner una lavadora, atender una conversación telefónica, barrer la casa y escribir mentalmente la lista de la compra, todo a la vez, por supuesto... Y un microsegundo después dejarlo todo a medias y correr rauda y veloz al primer sollozo de su retoño.  No, lo que delata a una mamá es que, en comparación con cualquier otro ser humano, la cantidad de babas que puede producir por segundo aumenta exponencialmente hasta el infinito y más allà.
Ahora que la Cacahuete ya ha cumplido ocho meses y no para de aprender a hacer cosas nuevas cada día, esta capacidad adquirida es, si cabe, aún más exacerbada. Veréis, el domingo celebré era mi cumple; cuarenta y uno y olé -¿para que voy a irme con chiquitas–uy-que-yo-mi-edad-no-la-digo-que-voy-a-parecer-un-papiro-clásico si el título del blog es bastante explícito?- Fue la primera vez que Cacahuete y yo soplamos velas juntas. (Bueno, yo soplé la vela mientras intentaba que ella no metiera la zarpa en el pastel). Cacahuete “estrenaba” un vestidito de rayas que había sido usado la última vez 40 años atrás por su mamá, o sea yo. (No hace falta que diga que cuando miré la foto en la que luzco el vestidito y luego miré a mi hija, en vez de babas me cayeron un par de lagrimillas)...
Pero a lo que iba: a las babas. Últimamente lo inundo todo; que mi niña se pone como un indio apache al robar un trocito del pastel de cumpleaños: babas, que mi niña aprende a hacer pedorretas en mi barriga: babas, que mi niña se queda de pie un par de segundos antes de caerse de culo: babas, que mi niña dice: ma-ma-ma-ma aunque sea al vecino del tercero: babas. Y la última, en la que no babeé sino que me derramé a mi misma ya que toda yo era una baba: cuando ayer por primera vez me dio la cucharilla con la que estaba jugando y se puso a reír.

domingo, 15 de septiembre de 2013

La reentrée

Setiembre es un mes que, así, de buenas a primeras,  me da rabia. Desde que tengo uso de razón. Ni pereza, ni nostalgia, ni astenia. R-A-B-I-A con todas las letras y en mayúscula. Porque setiembre, en general, da po'l culo. Con la excusa de la vuelta al cole, no sé por qué a todo el mundo le da un siroco descontrolado y le entran las prisas irrefrenables y la mala leche. A mí también. ¿Será la consciencia cristiana que se siente culpable después del dolce far niente agostil? Quizá. Lo que sí se es que, por mucho que me esmere en planear todo lo que haga falta para que no sea así, inexorablemente, cada setiembre de mi vida, me da po'l culo. Ou yes.

Y mira que este pintaba bien... Si empezábamos fenomenal, con vacaciones incluidas... Hasta que todo se torció.

El plan era:
Segunda y tercera semanas de agosto la peque y yo en casa de mi madre mientras durasen las obras, la última semana de agosto -ya sin obras- de nuevo los tres en casa para preparar las vacaciones, limpiar la casa -que tras una obra una casa no es una casa sino Tatooine-, una semana de vacaciones en la montaña para descansar, y de regreso a la ciudad  Miparejo prepararía los dossieres del proyecto que va a llevarse a Madrid a fin de mes, yo empezaría a trabajar en mi primer proyecto remunerado post embarazo y parto -¡uy, qué ilusión si resulta que todavía después de un año de no estar en el ajo cuentan conmigo!- y la Cacahuete empezaría en la guarde un par de horitas al día... Y con lo que le gusta hacer vida social, seguro que se lo pasaría bomba.

La realidad:
Resulta que aquellas obras por las que la peque y yo nos fuimos a pasar dos semanas casa de mi madre aún colean. (Y ya no vivimos en Tatooine sino en el escenario de Mad Max). Y del proyecto que me prometieron si te he visto no me acuerdo. (Algún día debería escribir un post sobre los personajes, personajillos y personajetes que buscan que los freelance trabajemos a coste 0). En resumen, setiembre se ha convertido en: un par de albañiles han conseguido que nuestra casa se haya convertido en el escenario perfecto para una distopía postapocalíptica, nos hemos quedado sin unos ingresos que nos hubiesen venido bien para tapar algún agujero y la Cacahuete de momento no tendrá amigos nuevos.

Conclusión sin mirar con ojos de setiembre:
Cacahuete está contenta porque se quedará en casa con mamá. Yo, después del cabreo de las obras inacabables y del proyecto quepudohabersidoynofue, más contenta que unas pascuas de disfrutar de la renacuaja 24/7 unos mesecines más. Miparejo ilusionado con su viaje a Madrid. Todo está bien si acaba bien y ya estamos a mediados de mes. Sólo faltan 2 semanas para que acabe setiembre... Y luego ya llega octubre y mi cumple. ¡Bien!



jueves, 22 de agosto de 2013

Falsos mitos de las mamás cuarentañeras (II): ¡Que se te pasa el arroz!

Absolutamente falso. A mi se me pasa el arroz desde los 19. Y no digo antes porque no tuve la necesidad de cocinar para subsistir hasta que me fui a vivir a un piso de estudiantes.  Que si no, digo yo que a los 7 ya se me hubiese pasado. Pero es que según Miparejo, mis dotes culinarias no son muy pá'lla que digamos...

¿Ah, que no es este el arroz del que hablamos?  ¿Que hablamos de óvulos?... ¡Qué manía con no llamar a las cosas por su nombre!

Pues no señores, que los óvulos tampaco se pasan, ¡que T-A-M-P-O-C-O son uvas, coñez! Que lo que dicen los científicos es que cuanto más mayores nos hacemos, cada vez quedan menos óvulos en los ovarios y que su calidad disminuye con la edad. Vale, que la cosa no está para echar cohetes cuando tienes 40... ¡Pero es que tampoco lo está cuando tienes 30! Que lo que dicen los estudios es que la edad óptima para quedar embarazada es a los 20. Aquí lo explican muy requetebién.

Sabiendo eso:
a) ¿Qué porcentaje de mujeres van a cambiar sus planes y decidirán ser madres a los veintipocos para no ser un arroz pasado?
b) Si una gran mayoría de mujeres decidimos ser madres a partir de la treintena, es decir, cuando ya -científicamente hablando- nuestro arroz está más que pasao, repasao, ¿no podemos ser un poco más respetuosos lingüísticamente hablando? ¿Por qué a partir de los 40 tenemos que hablar de arroz pasado -o de madres añosas si queremos dárnoslas de cultos e intentar ofender un poco menos- ? ¿Por qué la sociedad tiene esa tendencia de poner presión y miedo en el cuerpo a las mujeres? ¿Por qué despreciarlas por que se hacen mayores? ¿Por qué no analizar por qué las mujeres deciden -o no les queda otra- que ser madres pasados los treinta y tantos? ¿Por qué, eh?

Es que me dan unas ganas de cantar:
Yoooooo soy añosa porque el mundo me ha hecho asíiiiiiii.....