domingo, 15 de septiembre de 2013

La reentrée

Setiembre es un mes que, así, de buenas a primeras,  me da rabia. Desde que tengo uso de razón. Ni pereza, ni nostalgia, ni astenia. R-A-B-I-A con todas las letras y en mayúscula. Porque setiembre, en general, da po'l culo. Con la excusa de la vuelta al cole, no sé por qué a todo el mundo le da un siroco descontrolado y le entran las prisas irrefrenables y la mala leche. A mí también. ¿Será la consciencia cristiana que se siente culpable después del dolce far niente agostil? Quizá. Lo que sí se es que, por mucho que me esmere en planear todo lo que haga falta para que no sea así, inexorablemente, cada setiembre de mi vida, me da po'l culo. Ou yes.

Y mira que este pintaba bien... Si empezábamos fenomenal, con vacaciones incluidas... Hasta que todo se torció.

El plan era:
Segunda y tercera semanas de agosto la peque y yo en casa de mi madre mientras durasen las obras, la última semana de agosto -ya sin obras- de nuevo los tres en casa para preparar las vacaciones, limpiar la casa -que tras una obra una casa no es una casa sino Tatooine-, una semana de vacaciones en la montaña para descansar, y de regreso a la ciudad  Miparejo prepararía los dossieres del proyecto que va a llevarse a Madrid a fin de mes, yo empezaría a trabajar en mi primer proyecto remunerado post embarazo y parto -¡uy, qué ilusión si resulta que todavía después de un año de no estar en el ajo cuentan conmigo!- y la Cacahuete empezaría en la guarde un par de horitas al día... Y con lo que le gusta hacer vida social, seguro que se lo pasaría bomba.

La realidad:
Resulta que aquellas obras por las que la peque y yo nos fuimos a pasar dos semanas casa de mi madre aún colean. (Y ya no vivimos en Tatooine sino en el escenario de Mad Max). Y del proyecto que me prometieron si te he visto no me acuerdo. (Algún día debería escribir un post sobre los personajes, personajillos y personajetes que buscan que los freelance trabajemos a coste 0). En resumen, setiembre se ha convertido en: un par de albañiles han conseguido que nuestra casa se haya convertido en el escenario perfecto para una distopía postapocalíptica, nos hemos quedado sin unos ingresos que nos hubiesen venido bien para tapar algún agujero y la Cacahuete de momento no tendrá amigos nuevos.

Conclusión sin mirar con ojos de setiembre:
Cacahuete está contenta porque se quedará en casa con mamá. Yo, después del cabreo de las obras inacabables y del proyecto quepudohabersidoynofue, más contenta que unas pascuas de disfrutar de la renacuaja 24/7 unos mesecines más. Miparejo ilusionado con su viaje a Madrid. Todo está bien si acaba bien y ya estamos a mediados de mes. Sólo faltan 2 semanas para que acabe setiembre... Y luego ya llega octubre y mi cumple. ¡Bien!



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